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jueves, 12 de octubre de 2017

La convivencia no es fácil en una comunidad de vecinos. En la mía hay malentendidos, vecinos cotillas, niños ruidosos, ancianas de rígidas tradiciones, mujeres de disipadas costumbres (por lo visto, una de esas soy yo), divorciadas rompepelotas, apuestos metrosexuales y, aunque te cueste creerlo, hasta un par de personas que están en sus cabales. Bueno, más o menos... 

En medio de esa fauna urbana habito yo. Y vivo, mejor dicho, vivía, muy tranquila, hasta que me he vuelto loca por un nuevo vecino... Es un hombre solitario, de mirada taciturna y labios golosos que se ha instalado en el edifi cio hace un par de meses con su abuela, que, por cierto, es mi enemiga acérrima. ¡Estoy pensando en liarme con él solo para molestarla!

Aunque claro, el que cada vez que lo veo me muera por besarlo es un plus. Y si esto no fuera suficiente para alterar mi (escasa) paz mental, ahora también tenemos a un macabro bromista 

¿Véis la portada de este libro?, pues esa es nuestra protagonista Eva. Eva vive en una comunidad donde hay dos bandos: los borrego y los Vega-sombría. También los hay que no se posicionan. Eva Y Dolores se dedican a enviarse regalitos y pullas verbales bastante subidas de tono, que harán las maravillas de los más cotillas del edificio. 
Eva es una mujer que le gusta vestirse con camisetas con mensajes y un moño bien alto. Ya lo entenderéis. 
Doña Dolores vive con su nieto, Adám, porque tiene problemas de salud y ha decidido trasladarse para cuidarla. 
Entre Eva y Adám surge la chispa. Algo que doña Dolores no desea. Aunque empieza a ver que eso hace que su nieto sea más divertido y esté de mejor humor. 
En el edificio viven personajes muy variopintos: una divorciada con hijos, Gala, que es la mejor amiga de Eva; vive Cruz con Bruno. Cruz es el otro amigo de Eva, una mariquita que vive obsesionada con hacer feliz a Bruno. Un inspector de hacienda, Rodrigo el camisero, la morosa, el hindú, Juan, el segoviano, el cubano, un matrimonio mayor que son los mejores amigos de doña Lola, Vicenta que era la mejor amiga de la abuela de Eva. 
Y con esto ya tenemos para comenzar la historia.
Una historia en la que te ríes cada dos segundos. Y donde descubres que el amor es algo muy bonito cuando encuentras con quien disfrutarlo y compartir todo aquello que quieres alcanzar. O incluso cuando ves que tus sueños pueden no cumplirse. 
Noelia siempre consigue hacerme soñar en sus historias y que me haga parte de ellas. 
En este caso el edificio me ha recordado a los del rue 13 del percebe. En serio, se les ocurren cosas muy disparatas. Y por otro lado, esa forma de descubrir Madrid. Precioso.

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