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domingo, 15 de diciembre de 2019

Si hay algo peor que una pesadilla es que esa pesadilla se repita. Y entre nuestros peores sueños, los de todos, pocos producen más angustia que un niño desaparezca sin dejar rastro.


Es cierto, creo que es la típica pesadilla que se le pasa a los padres en alguna ocasión por su cabeza. E incluso algún niño la habrá tenido también. Yo siempre pensaba que me perdía en la playa. 
Así arranca esta historia. Tenía muy buenas críticas y había ido retrasando su lectura, pues suelo huir de lo que tiene buenas críticas. No quiere leer nada condicionada. Salva que le tenga muchas ganas al libro. Pero este no era el caso. 
Es una autora desconocida para mí, ahora ya no. Tengo que decir que me ha gustado. Y sobre todo el personaje de Ana, la inspectora Jefe. Y todo lo que hay a su alrededor. 
Es una historia con muchos giros, imprevistos, sorpresas. También iremos sabiendo cosas sobre los personajes, sobre su pasado. Su vida. 
Ahora voy a leer la otra novela de esta autora con el mismo personaje pero diferente caso. 
Un ático con vistas de [Rigby, Eleanor]¿Quién es el hombre que vive en el ático de la calle Cortázar, y por qué nunca se deja ver? Esa es la pregunta que atormenta a la comunidad de vecinos del edificio 13. Incluida a Matty, que aunque no vive allí, conoce la leyenda de Julian Bale y siempre lanza una mirada curiosa a su ático desierto.
Un anuncio en el tablón del bloque de pisos se presentará como la oportunidad perfecta para resolver el misterio. Solo ella se atreverá a adentrarse en la guarida del lobo, llevándose una sorpresa cuando descubra a alguien muy distinto a lo que imaginaba.

Siempre he sentido curiosidad por la gente que vive en las casas. Y ya no te digo si no sabes quien son. Pues esto es lo que ocurre en esta comunidad en la que todos se conocen. Todos menos el que vive en el ático. No sale de casa, ni abre la puerta a sus vecinos. Nadie sabe quien es, solo como se llama. 
Pero todo cambia a raíz de un anuncio en el que se busca una asistenta. Matty no vive en el edificio pero dos amigas de ella si. Y pasa mucho tiempo en su casa. De repente pierde el trabajo y deciden que es el trabajo perfecto. Además se va a trasladar a vivir a casa de ellas.  
Así es como conoce a Julian Bale. 
Julian sufre agorafobia y necesita que alguien le haga la compra y le ayude en la limpieza del ático. Además su hermana no quiere que pierde el contacto con las personas. Y decide hacer que se va, para que no le quede otra que hablar con alguien que no sea ella. 
Da la casualidad que Julian si conoce a Matty, pero sin haberla visto nunca. Tampoco a sus vecinos, pero lo sabe todo de ellos. 

Así comienza esta historia en la que todos los vecinos forman parte de ella y participan. 
Matty y Julian me han gustado mucho. Cada uno arrastra lo suyo y se irá viendo poco a poco a lo largo de la historia. 
También descubriremos en que trabaja, que hacía antes...etc. Pero no os lo voy a contar es mejor que lo leáis. 

jueves, 5 de diciembre de 2019

Enséñame a dibujar sonrisas de [Chic, Cherry]A veces una sonrisa puede con todo. 
A veces, no. 
A veces el amor puede con todo. 
A veces, no.
A veces a nuestras vidas llegan personas con el único propósito de enseñarnos algo. 
A veces aprendemos.
A veces, no. 
Esta es la historia de dos personas que intentan adaptarse a la vida que les ha tocado y, en el camino, se cruzan. 
Esta es la historia de una chica que sonríe por inercia y un chico que no sabe ver la vida de otra forma. 
Esta es la historia de Carmen y Gabriel, pero podría ser la historia de cualquiera que a veces sienta que se ahoga y otras que la vida es demasiado bonita. 
Podría decirte más, pero ¿por qué no entras y eres testigo de primera mano de todo lo que ellos están deseando contar?

No había leído el prólogo, pero es que con las historias de Cherry chic, no me suele hacer falta. Me tiro a la piscina y siempre acierto. 
Una historia que me ha sorprendido por los temas que trata. Muy de actualidad. No digo para que si la lees te sorprendas. Están tratados con mucho tacto y nada escabroso. 
Carmen y Gabriel me han gustado mucho. Están muy bien definidos. Ambos saben lo que quieren o más bien lo que no quieren en sus vidas. 
Ha habido momentos muy divertidos y otros en los que la lágrimas ha corrido por mi mejilla sin control. 
Pero la historia es preciosa.
Noviembre de 2013. Hannah Caswell, una adolescente de 14 años que había ido a visitar a su abuela, pierde el tren de vuelta a Scarborough. Temiendo que su padre se enfade, Hannah acepta que la lleve Kent, un vecino suyo de 19 años con fama de mujeriego. Cuando Kent la deja en la estación, ella intenta localizar a su padre para que vaya a buscarla, pero no lo consigue. Hannah decide entonces salir a la carretera y alguien la llama desde un coche. Desaparecerá sin dejar rastro.
Octubre de 2017. Kate Linville, detective de Scotland Yard afincada en Londres, vuelve a Scarborough para vender la casa de su difunto padre. Pero los últimos inquilinos han destrozado la vivienda y Kate, muy afectada, debe contratar a alguien que arregle los desperfectos. Entretanto se alojará en casa de un matrimonio que alquila habitaciones. Se llaman Goldsby y su hija Amelia de 14 años ha desaparecido.

Volvemos a encontrarnos con la detective Linville y el comisario Caleb. En esta ocasión tendremos un caso que parece sencillo de resolver pero que nada es lo que parece. 
En un momento la historia entra en bucle y parece que no sale de ahí, cuando de repente da un giro inesperado y nos deja con un final sorprendente y para nada esperado.

El prólogo ya hace que te enganches a la historia. Después han pasado 4 años y volvemos a tener un caso entre manos. 
La escritora sabe bien como enganchar al lector y es por eso que sus novelas siempre me gustan. 
Sientes la aridez del paraje, el frío, la soledad de los protagonistas. La maldad del personaje.