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martes, 28 de mayo de 2019

No hay que temer a los muertos, sino a los vivos.
El nuevo y escalofriante thriller de la autora superventas de El Hombre de Tiza.
Entonces
Annie desapareció una noche. Desapareció de su propia cama sin dejar rastro. Todos pensamos lo peor. De repente, como un milagro, tras cuarenta y ocho horas, volvió, pero no podía, o no quería, contar lo que le había ocurrido.
Algo le pasó a mi hermana, aunque ella no pueda explicarlo. Solo sé que cuando volvió ya no era la misma. No era mi Annie.
Soy incapaz de admitir, incluso para mí mismo, que a veces mi hermana me aterroriza.
Ahora
Recibí este correo hace casi dos meses. Estuve a punto de borrarlo, pero decidí abrirlo:
Sé qué le pasó a tu hermana. Y está ocurriendo de nuevo...

Decir que me ha gustado la historia es quedarme corta. Lo he disfrutado un montón y me ha durado muy poco. Es de esos thrillers que no quieres que se acaben, que dan miedo y que hay intriga. Lo tiene todo para ser una buena, buenísima historia. 
Tenía muy buenas críticas, pero para mí eso no es una señal indiscutible de que me vaya a gustar. Pero me enganchó desde la primera página. Tiene un prólogo que no deja indiferente.
Una vez que comienza, me ha gustado la forma en que juega a contarte lo que ocurre en el presente, con lo que ocurrió hace años. El protagonista está muy bien definido. Un hombre que vivió allí de niño, que perdió a su hermana y que sabe que está volviendo a pasar. Pero además, tendremos los problemas que el acarrea con el juego. El regreso a un pueblo al que nadie quiere o desearía ir. Y tendremos algo de misterio, pues no sabemos que es lo que pasa con los niños... 

No os cuento más, pues es de esas historias que merece la pena descubrir. 

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