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miércoles, 1 de mayo de 2019

Livia tenía todo lo que siempre había deseado: un futuro profesional prometedor y el amor del hombre que la había llevado a lo más alto de su carrera deportiva. Pero cuando descubrió la dolorosa verdad que tan bien le habían ocultado y dejó de oír el rumor de aquellas olas que siempre le habían susurrado respuestas, lo abandonó todo.

Seis años después regresa a su refugio a orillas del mar Cantábrico, cargada con una mochila repleta de desilusiones y con un único objetivo: prepararse mentalmente para la prueba que la espera al final del verano. 

Sin embargo, allí se topa con la desagradable sorpresa de tener que compartir apartamento con un hombre que despierta en ella emociones encontradas, alguien que la obligará a preguntarse si se puede amar a dos personas sin terminar herida. Él será quien la empuje a enfrentarse a lo que más teme: ella misma. 

¿Volverá a ser Livia aquella persona valiente y sin miedo a nada?

En esta ocasión tanto la portada como el resumen de la historia te hacen ver muy bien por donde va a ir la trama.  Y es que otras veces la portada no tiene nada que ver. Es algo que me gusta que coincida.

Livia es una chica de 28 años que regresa después de 6 años a Suances a pasar un mes antes de presentarse a las oposiciones. Si consigue la plaza bien, y sino regresará a Edimburgo a trabajar de camarera. La convivencia con su madre es imposible, con su padre no se habla. Y sus parejas no funcionan. O es ella? Cuando llega al apartamento de Suances se encuentra varias horas después de llegar que va a tener que compartir la casa con un inquilino. Su madre ha alquilado la habitación del apartamento sin decir nada. 
Desde el principio saltan chispas entre ellos. Parece que se llevan mal, pero en el fondo tienen muchas cosas en común. Las irán descubriendo a lo largo de la historia. 
Allí en Suances, Livia se encontrará de nuevo con Asier, su entrenador personal de Surf y también su pareja; su grupo de amigos del verano, su vecina Violeta, y por supuesto se encontrará consigo misma. 
Iremos descubriendo poco a poco la vida de Livia. Sabremos que hace seis años decidió abandonar el surf. Todo tiene que ver con su padre. Pero no seré yo la que descubra la trama, sino que será Livia la que os lo contará. 
Sergio, su compañero de apartamento durante ese mes, también oculta cosas. Lleva un año viviendo en Amsterdam y ahora ha ido a Suances. Está pensando que hacer con su futuro. Esta historia también la iremos descubriendo poco a poco. 
Lo que más me ha llamado la atención de la historia es el miedo que tiene Livia a las relaciones. No sabe entregarse... 

Las historias de Caroline March suelen ser duras, y esta también lo es. Suelen trasmitir muchos sentimientos y esta también lo hace. Suelen ponerte la piel de gallina y los ojos empañados de lágrimas. Este también. 
Es de esas historias que te hacen pensar que si miras hacia atrás, probablemente no cambiarías nada. Harías las mismas cosas o no?? pero te hacen pensar. 
Otra cosa que me ha gustado es que salen unos personajes de una de sus novelas anteriores; los protagonista de Mi alma gemela. Y es que la amiga de Livia, Marta viven en Edimburgo y su novio es el primo del protagonista de Mi alma gemela. Si la habéis leído os hará ilusión ver de nuevo a esta pareja. 

Por todo ello, he vuelto a encontrar una novela de Caroline March con la que he disfrutado, con la que he sentido, llorado, reído y emocionado. 

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