En el amor, como en la ciencia, el magnetismo de los polos opuestos puede ser irresistible.

Ella: A sus veintidós años y tras una infancia marcada por una trágica pérdida, Penny tiene un montón de sueños que no podrá realizar. Vive en un barrio miserable con su abuela, a la que cuida mientras subsiste gracias a sus dos trabajos. Solo un mechón de pelo teñido y su extravagante manicura dejan entrever su espíritu inconformista...

Él: La vida no ha tratado bien a Marcus, y él un día decidió no tratar bien a la vida. Imponente, misterioso, de gesto amenazador y músculos esculturales, expresa su rabia mediante la mirada gélida de sus ojos grises y la vulgaridad de sus palabras.

Un destino: Dos seres tan opuestos no pueden quererse, solo tratarse con hostilidad y desconfianza… ¿O acaso acabarán cediendo a la fuerza de los sentimientos y verán que cuando quieres a otra persona, no puedes dejarla ir?

Este libro me había llamado la atención, pero no ha cumplido las expectativas que tenía creadas por él. Tal vez por  la forma de contarlo: un capítulo es normal y el siguiente es el mismo, pero desde el punto de vista de Marcus. 

La idea no es mala, al contrario es muy buena. Una chica joven que vive con su abuela, cuidándola y que tiene serios problemas: Un antiguo novio la acecha; tiene más de un trabajo para sobrevivir y su abuela está enferma. 

A su edificio se traslada Marcus después de salir de la cárcel. Desde el principio se nota la chispa entre ellos, aunque yo no la he notado realmente. Me parecía en ocasiones que solamente senía Penny. 

Por otro lado, el arrastra un pasado muy pesado: la cárcel, una muerte, una infancia traumática, y una novia, que es igualita a él. 

No sé lo que ha sido, pero este libro no supera el 4.