Recién destinado a la Unidad de Homicidios de la Policía Metropolitana de Tokio, el inspector Kosuke Iwata se hace cargo de un caso tan desconcertante como complejo: una familia de cuatro miembros ha sido asesinada en su propia casa por alguien que ha dejado deliberadamente unas cuantas pistas para los investigadores, antes de marcharse con toda tranquilidad unas horas más tarde a plena luz del día. Iwata, que cuenta con la ayuda de la inspectora Sakai, no deja de preguntarse qué ocurrió en la vida de esa familia en apariencia feliz para acabar de un modo tan trágico y qué llevó al anterior investigador del caso a suicidarse desde el emblemático Puente del Arcoíris al poco de empezar las pesquisas. En el escenario del crimen, la única pista que Iwata y Sakai encuentran es el dibujo de un escalofriante sol negro grabado en el techo de la habitación. El inspector aún no ha podido desentrañar el significado de ese dibujo, pero el mensaje del asesino está muy claro: «Estoy aquí. No he terminado.» Convencido de que la búsqueda del autor del crimen no ha hecho más que empezar, que hay mucho más detrás de ese baño de sangre y que el asesino volverá a matar, Iwata hará todo lo posible para dilucidar el misterio antes de que lo aparten del caso. Asediado de noche por escabrosas pesadillas y por la letra de una canción, Iwata se sumergirá en los bajos fondos de la ciudad y sus mundos ocultos, en un asombroso esfuerzo para llegar antes que el asesino hasta la próxima víctima. 

Un autor desconocido, pero que en cuánto vi la portada me llamó la atención. Leí un par de críticas muy buenas y me decidí a leerlo. Y vaya sorpresa me he llevado. Una buena historia con muy buen ritmo y que te sorprende hasta el final. 
Por un lado la trama principal, que es un posible asesino en serie... por otro la misteriosa vida del inspector Kosuke Iwata y todo lo que rodea a su trabajo. 
Me ha gustado mucho la forma de contar la historia. Un policía misterioso, con un pasado truculento. Y un caso que te pone los pelos de punta. 
Me ha gustado mucho. Los capítulos son sencillos. Va directo a lo que interesa. La única pega que le pondría, pero que es cosa mía, es que no estoy acostumbrada a leer nombres y apellidos japoneses, con lo cual me resultaba difícil recordar los personajes... pero bueno eso fue al principio, después te acostumbras. 
Te enseña las costumbres de esta cultura tan diferente a la nuestra.