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miércoles, 19 de junio de 2019

Leah está rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevó a sus padres.
Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar. 
Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel. 
Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.

Cuando vi que publicaban esta serie, sabía que la leería, sabía que me gustaría, pero también sabía que cuando la leyese tenía que tener el segundo volumen en la mano. Porque no quiero sufrir esperando el desenlace. 

Bien, pues la espera mereció la pena. He disfrutado mucho, pero es que las historias de Alice Kellen no defraudan. Encuentras mucho sentimiento, sufrimiento, amor, pasión, deseo, y todo eso junto hacen que tu corazón se desborde. Porque sientes lo que los personajes sienten, o quieren decir. 
En esta primera parte Leah esta intentando recuperarse de la muerte de sus padres en un accidente de coche. Ella iba con ellos, y fue la única superviviente. Su hermano, Oliver,  intenta ayudarla, pero no llega a ella. 
Oliver es amigo de Axel. son como familia y le pide que cuide de su hermana, pues el se tiene que ir a Sidney a trabajar. Así que Axel accede a cuidar de Leah, lo que no sabe es que su vida acaba de complicarse más de lo que quisiera. 

Conocerá el amor, pero también el sufrimiento. Sabrá ver la desesperación en Leah, pero también que debajo de todas esas capas, hay un corazón que tiene que salir a flote. 
Cuando todo estalla en las narices de todos ellos, habrá que tomar decisiones. Y lo mejor es que Leah crezca como persona, como pintora y como mujer. 

Han pasado tres años desde la última vez que se vieron. Ahora, Leah está a punto de cumplir su sueño de exponer en una galería.
Y, pese al pasado, Axel necesita formar parte de un momento como ese.
Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Leah tiene que tomar decisiones que pueden cambiarlo todo, porque, a pesar de lo que ocurrió, los recuerdos de toda su vida siguen ahí; intactos, bonitos, únicos. Colándose en cada grieta que aún no ha cerrado.

Porque él sigue siendo el chico que aún no ha olvidado.
Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.

Han pasado 3 años y la vida ha continuado. Leah está a punto de cumplir su sueño y Axel trabaja en algo que le gusta más. 
Sus vidas volverán a juntarse. Oliver ha perdonado a su amigo, porque ha visto que realmente Axel quería a Leah. Pero no entiende porque no luchó por ella. 
Axel está arrepentido de haberla dejado marchar, pero entiende que fue lo mejor que hizo en su momento. 
Y Leah no le perdona todo lo que le dijo. No han vuelto a verse en esos 3 años y parece que el destino ahora vuelve a ponerlo en su camino. 

En esta segunda parte, veremos que la vida en ocasiones ya tiene decidido nuestro futuro. Y en este caso veremos que Leah tiene que volver a encontrarse con Axel, aunque sea para escuchar su explicación, o por trabajo. 

No os voy a contar nada más. Creo que merece la pena disfrutarlo, escuchar su banda sonora. De los Beatles, y otros artistas. Y sentir todo lo que nuestros protagonistas sienten. 


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