Solo amigos.
Solo somos amigos.
No, en serio. Arizona es solo es mi mejor amiga…

Arizona Turner y Carter James son amigos inseparables desde los nueve años. Se lo han contado siempre todo el uno al otro y se han apoyado en todas sus «primeras veces». Y, por supuesto, han sido mutuo paño de lágrimas cuando las relaciones que han mantenido con otras personas han fracasado…
Pero a lo largo de los años, a pesar de todo lo que han pensado los demás sobre ellos y su amistad, jamás han traspasado la línea. 
Nunca se les ha ocurrido. 
Nunca han querido...
Hasta que una noche todo cambió.
Así que quizá ahora…

Este libro me gustó desde la primera línea. Hasta ahora todo lo que he leído de esta escritora me ha gustado, uno más y otros menos. Pero siempre tienen algo sus historias que me enganchan. 

Aquí nos presenta a Carter y Arizona dos amigos desde la infancia. Pero visto desde fueran parecen algo más que amigos: tienen su propio lugar de encuentro, sus costumbres, se llaman después de cada cita o cuando tienen algún problema y siempre están el uno para el otro.¿ Eso es amistad? Si, pero parece algo más. 

Es la típica historia en la que pasamos de amigos a amantes. Y me gusta, porque los protagonistas no ven lo que tienen, pero todo el mundo a su alrededor ve otra cosa. De repente, un día, como un chispazo, las cosas surgen: ella está ahí y él está ahí. Se ven, se reconocen, pero tienen miedo de lo que pasa. De que las cosas cambien entre ellos. 

Así que tenemos una historia de amor, aderezada con mucho sentido del humor, pues ambos son buenísimos. Los diálogos son muy divertidos.

Una pega. No me gusta una cosa que sucede al final del libro. Es un personaje que aunque podía salir en la historia, no merecía que le hicieran sufrir. Es cierto que en un principio no me caía bien, pobre, pero el no tiene la culpa de los problemas de Carter y Arizona.