Obligada por las circunstancias políticas y económicas, en la primavera de 1800 tuve que abandonar mi Francia natal y trasladarme a Inglaterra, donde pasé mi juventud como la parienta pobre, rodeada de normas y convencionalismos asfixiantes.

No sé si por suerte o por desgracia, a una temprana edad aprendí dos verdades que me ayudaron a sobreponerme a las adversidades y que me convirtieron en la mujer que ahora soy.

La primera fue darme cuenta de que para nosotras, la vida no era sino una partida de cartas en la que los hombres siempre llevan ventaja, por lo que tuve que aprender a jugar de farol.

La segunda fue llegar a la conclusión de que para mí sólo existía un camino: abrirme de piernas, ya fuera contrayendo un matrimonio aceptable o recibiendo unas míseras monedas, que disminuirían a media que mi edad avanzase.

Tracé mis objetivos sin permitir que me afectasen los sentimientos. No me importó ser el blanco de críticas. Dejé que mis encantos femeninos encandilaran a cuantos se cruzaban en mi camino para que jamás se preocuparan por mi inteligencia.

Y todo funcionó...

Hasta que cometí el peor de los errores...

Han pasado 3 años desde la publicación de este libro. Pero no me decía a leerlo. Primero porque lo fui dejando, y después por los comentarios que oía de él. Pero no suelo hacer mucho caso de los comentarios, así que lo achaco más a que lo fui dejando y fui leyendo otras historias incluso de la misma autora. Pero esta semana y el fin de semana le he puesto remedio. Y menos mal!!!!!!!!!Me ha encantado Ornela y también Stephan. Pero ella sobretodo porque no es la típica protagonista. Lucha por lo que quiere, que es ser una mujer, que se le reconozca que piensa, que siente, que ama. Que lucha por lo que cree justo. No importa que sea mujer. Aunque en la época en la que le ha tocado vivir no es que pueda hacer mucho. 

Así que con 15 años y viendo por donde va a discurrir su vida traza un plan. Buscar un marido que tengas buenas finanzas y conocer todo aquello que hace disfrutar a los hombres y que las mujeres también pueden gozar. Pero su plan tiene un fallo y es que se cruza en su camino con el Capitán Stephan. Y este no es una marioneta al que pueda manejar a su antojo. Además de que el amor puede cruzarse en el camino. A partir de aquí iremos viendo como el plan de Ornela tiene fallos. Todo no es perfecto. sufriremos con ella, disfrutaremos de sus diálogos, de sus decisiones correctas o no. Y veremos que la vida en ocasiones nos pone trabas en el camino. 

«No siempre es bueno ganar, pues de las victorias nada se aprende. Poco a poco conseguí que mis aspiraciones se hicieran realidad, tomando decisiones controvertidas pero siendo muy consciente de asumir después las consecuencias.

Hubo momentos en los que nadie pareció comprenderme y en los que me faltó apoyo, a pesar de vivir rodeada de seres queridos.

Lo tenía todo, pero era incapaz de sentirme bien conmigo misma. Vivía conforme a unas normas, cada día más asfixiantes, y bajo el paraguas de una comodidad que sólo me producía hastío.

Hasta que encontré un lugar donde por fin pude olvidarme de todo… De todo menos de él. Aunque fue tan efímero que al volver a la realidad no fui capaz de enfrentarme a los problemas.»

Después de la primera parte tenía que seguir sabiendo de las aventuras de Ornela y empecé la segunda parte. Es algo más calmada, pero no más sencilla. Se ha casado con su amigo Charles, Conde de Seldon y descubre que Stephan no está muerto. Así terminaba la primera parte y así continúa esta segunda. Ornela quiere vengarse de su primer marido por mantenerla al margen. Seguirá disfrutando del sexo, pues su matrimonio con Charles está lejos de ser satisfactorio. Además el la trata como un objeto que hay que cuidar y no disfruta de sus encuentros. Seguiremos contando con el elenco de secundarios que ya en la primera parte me encantó.