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miércoles, 13 de junio de 2018

Un fin de semana de juerga en una cabaña remota es justamente lo que Mackenzie necesita. Quiere divertirse a tope con sus amigos, lejos de los padres y las obligaciones. Pero tras una noche loca dos de ellos mueren… asesinados.
Sin signos de que la puerta haya sido forzada y ningún rastro de forcejeo, las sospechas recaen sobre el grupo de amigos. 
Entre ellos solo hay un asesino. Pero ninguno es inocente.

Un libro que prometía mucho, pero que se va desinflando a medida que vas leyendo. Me ha parecido un sinsentido. El final es de suponer que hay segunda parte, porque sino vaya decepción. Los personajes totalmente planos. Metidos a detectives, pero que no convencen. Muchas mentiras, y muchas incógnitas. Y cuando vas desentrañando la historia cada vez entiendes menos y piensas... y estos eran amigos?... 
En fin, menos mal que hay más libros para leer.

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