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jueves, 8 de febrero de 2018

La paciencia es una de las grandes virtudes que sin duda no puede incluirse entre las de Axel. Treintañero, empresario con taller mecánico propio y poco o nada dado a perder el tiempo. Por encima de todo, a quienes no soporta es a las mujeres desesperadas. Pero como reza el dicho: nunca digas de esta agua no beberé... 
Visión de futuro. Esa es la gran idea que nos meten en la cabeza, pero que de ningún modo puede aplicarse a la vida de Portia. Dos divorcios, varios amantes, una amenaza de bancarrota y un hermano cansado de sufragar gastos la condenan a un puesto de trabajo con un salario mínimo y que como mucho le da acceso a ropa de fabricación masiva. Y para rizar el rizo, en un ambiente hostil... 
¿Encontrarán Axel y Portia algún punto en común a pesar de pertenecer a mundos tan opuestos?

Si hay algo que me gusta de Noe Casado es que sus personajes no son siempre iguales. Siempre te sorprenden. 
En esta ocasión tenemos a Axel, un treintañero que tiene su propio taller, pero que no es feliz con lo que hace. Y para hacérselo ver contará con la ayuda de Portia la hermana de un amigo de su cuñado, Owen, que necesita aprender lo que es ganarse la vida y encarrilar su vida. Axel es serio, Portia alocada. Axel es trabajador y Portia derrochadora. Juntos pueden hacer temblar el mundo y por separado también. 
Me ha gustado por que a pesar de parecer una novela con mucha chispa, que la tiene, hay momentos en los que te hace pensar y ver que hay algo más detrás de una cabeza rubia como es la de Portia y detrás de una mirada serie de Axel. 
Me ha gustado reencontrarme con Owen, Astrid, Patrick, Helen, y algún personaje más que estoy segura que Noe les dará salida. 

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