«Había una vez dos hermanos, gemelos idénticos, y aunque yo los quería a los dos, mi alma pertenecía solo a uno…».

Annalia se ha criado en la granja de los Sawyer, y ha crecido junto a los hijos gemelos de los dueños: a Cole le dio su primer beso, pero con Preston le une algo más, algo mucho más intenso, y ella sabe que es amor puro.
Preston ama profundamente a Annalia desde siempre, pero su sentido del honor, por su familia, por su gemelo, le impide conquistarla… Hasta que no puede resistirse más, y durante una calurosa noche de verano en la que sus mundos —y sus cuerpos— impactan, se desencadena una serie de acontecimientos que alterarán sus vidas para siempre y que provocan que Annalia desaparezca. 
Pero Annalia regresa a la granja pasado un tiempo para reclamar lo que tanto ansía su corazón, y se encontrará a un Preston que no sabe si puede perdonarla y que no quiere arriesgarse a volver a sufrir.
¿Impedirán el orgullo y la amargura que Preston se abra a lo único que ha anhelado siempre? ¿Podrá Annalia arreglar algo que está irremediablemente roto? ¿Se puede perdonar lo imperdonable?

Todo lo que leo de esta autora me gusta, y en esta ocasión no ha sido diferente. Tal vez porque es el último que tenía de ella sin leer, o porque realmente es muy bueno. No sé, tal vez no sea muy objetiva con ella. Me ha gustado muchísimo. Una historia en la que veremos de nuevo a una protagonista que vive en la pobreza, con una madre que la considera el diablo, y unos protagonistas que son gemelos.
A consecuencia de una estúpida apuesta, y de no hablar las cosas, la relación de nuestros protagonistas se tuerce y parece que nunca es su momento.
Veremos que la historia empieza varios años después en el presente. A partir de ahí nos irá contando cada momento de su historia.
Ella, Annalia, tiene un carácter dulce y nunca quiere causar daño, ni hacerse notar. Pero la vida le enseña que tiene que protestar, decir no. Preston es serio, no muy dado a hablar, pero con un gran corazón. Y Cole es todo lo contrario: es el hablador, guasón...etc.
Y no os cuento más. Solo que las emociones estarán a flor de piel a lo largo de la historia.