
Este libro es la segunda entrega de esta escritora sueca que me tiene cautivada. Es una trilogía, así que toca esperar que nos deparará el tercer libro. Pero seguro que el nivel será muy alto. Y más con la forma en que ha terminado este segundo libro. Las historias son concluyentes, pero la historia de la fiscal Jana Berzelius continúa.
El primer libro era Almas robadas. Aquí descubrimos una trama de niños utilizados como soldados. Y conocemos a Jana Berzelius. Es una fiscal que sabe que es adoptada y que esconde un pasado que no quiere que nadie sepa. Solos sus padres lo saben.
En el segundo estamos ante una trama de drogas que utiliza niñas asitáticas para usarlas como mulas.
Y Jana sigue investigando su pasado, pero todo se va complicando.
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